Me
apresuro a lanzar una mirada a la acción golpista realizada por Juan
Guaido con un grupo de efectivos militares y policiales en las
inmediaciones del Distribuidor Altamira, municipio Chacao, necesaria
y urgente debido a los posibles objetivos no declarados de sus
perpetradores, a los que pudiéramos contribuir sin saberlo desde el
campo patriótico.
Este
curioso Golpe, encabezado por Guaidó en traje de gala (flux) tuvo a
la vez la virtud de tomar por sorpresa a los organismos de seguridad
y defensa, así como la desvirtud de hacerlo a kilómetros de
distancia del palacio de Miraflores, y de manera escandalosanente
mediática, mostrando a las claras que la toma del poder no estaba
realmente entre los objetivos de la comentada acción.
Siendo
así, hay que preguntarse por los objetivos reales y en función de
ello mantener activas nuestras alertas para que nuestra reacción no
contribuya a los resultados esperados por los golpistas.
A
mi modo de ver y a la luz de la experiencia reciente sobre esta
materia, son apreciables, entre otros, cuatro objetivos.
El
primero de ellos sería el de envalentonar a los simpatizantes y
militantes de la oposición de cara a la movilización de calle a la
que están convocando para mañana 1ro de mayo, tal como lo hicieron
con apreciable éxito antes del 23 de enero con aquel intento de
levantamiento militar usando activos del componente Guardia Nacional;
este objetivo, a juzgar por el brote de algunos focos de
manifestaciones en varias ciudades del país en lo que va de día,
parece estarse logrando, aunque tendremos que esperar hasta mañana
para confirmar la efectividad de la acción a este respecto. Del
mismo modo es de suponer que el plato fuerte de este nuevo intento
golpista esté previsto para mañana, día de las trabajadoras y los
trabajadores.
Un
Segundo objetivo es provocar el casus belli, es decir la
justificación para la intervención gringa en nuestra patria, de ahí
la subida de la apuesta por parte de Guaidó, quien ya acostumbrado a
declarar en un tenor similar al de hoy sin que ello produzca ningún
efecto real sobre la situación política nacional, esta vez organizó
la evasión de Leopoldo de su reclusión domiciliaria para hacerlo
figurar a su lado durante la aparición ante los medios, de manera
que la actitud de reto al Estado coloque al gobierno en una posición
que le fuerce a encarcelar a Guaidó, con el propósito de
presentarlo ante el mundo como un presidente secuestrado, preso de un
régimen usurpador, que merece ser rescatado, con lo que se serviría
la entrada en escena de las fuerzas militares norteamericanas como
ejecutoras de dicho rescate.
Este
objetivo depende de nosotros y por mas que nos hierva la sangre
debemos tener claro que solo el gobierno tiene la información de
análisis suficiente para saber el momento indicado en el que eso
deba ocurrir. Es decir que el apresamiento de Guaidó debe realizarse
en las condiciones y momento que fije el Gobierno y no cuando lo
determinen los gringos, ya que de esa forma servirá a sus planes y
no a nuestro interés.
Un
tercer objetivo, es la propia evasión de Leopoldo López, quien
libre y fuera del país se convertiría en otro de los agentes
internacionales contra la revolución y en sujeto presidenciable
cuando ya el desechable Guaidó no resulte mas de utilidad para los
gringos. Si la evasión de López se consuma con su salida del país,
este objetivo habría sido alcanzado por los golpistas, con el valor
añadido de dejar en ridículo al Estado.
Y
un cuarto pero no menos importante objetivo de este amague golpista, es el de paralizar o posponer acciones pre-anunciadas por el
Gobierno. Al respecto recordemos que días previos al golpe eléctrico
el presidente había pre-anunciado decisiones gubernamentales en
materia económica y de tren de gobierno, las cuales producto de la
agresión eléctrica fueron aplazadas y nuevamente pre-anunciadas
para el 1ro de mayo. Entonces, si como resultado del intento golpista
de hoy el gobierno se abstuviera de poner en práctica decisiones
urgentes y necesarias ya definidas, este objetivo también habría
sido alcanzado, con lo cual estaríamos ante una efectividad de 3 de
4, y como tal ante una acción exitosa de la antipatria, tanto mas
peligrosa cuanto aparece ante la opinión publica como una derrota.
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