martes, 27 de enero de 2015

Aviso: Se canjea la patria por un papel higiénico


¿Qué significa concretamente para los venezolanos y venezolanas “tener patria”? Esta pregunta resulta vital a la hora de desentrañar lo que hay de fondo en la seudo dicotomía que se ha popularizado en los tiempos recientes entre tener PATRIA y tener papel higiénico o cualquier otro producto de la cesta básica. Y digo que es vital porque francamente pienso que cualquier ciudadano o ciudadana que comprenda, si quiera someramente, el significado de tener patria jamás se plantearía la posibilidad de canjear ese valor fundamental por ningún artículo mercantil, por útil que este resulte, sin entrar en consideraciones sobre lo que son productos estrictamente necesarios y lo que son necesidades creadas artificialmente.

Veamos. Para nosotros tener patria significa, entre otras cosas, que nuestro gobierno pueda hacer uso de los ingresos petroleros para impulsar el desarrollo nacional en lugar de que los mismos sean apropiados por el capital internacional como ocurría antes, dejando a nuestro país apenas migajas de la renta petrolera. Para nosotros tener patria es que con ese ingreso petrolero, soberanamente se financian los programas sociales dirigidos a alcanzar la igualdad social, como las Misiones y Grandes Misiones. Para nosotros tener patria significa educar a nuestros hijos e hijas para que sientan orgullo por nuestro patrimonio cultural en lugar de sentir vergüenza por él e inclinarse exclusivamente hacia la práctica de patrones culturales foráneos. No olvidemos que en los tiempos de la cuarta República hasta los programas académicos los querían definir desde los EEUU.

Para nosotros tener patria es que nuestros niños y niñas se sientan orgullosos de portar nuestras manifestaciones culturales sin dejar de valorar los aportes de las otras culturas de este planeta, eso sí, siempre manteniendo nuestra identidad. Para nosotros tener patria significa que nuestro pueblo conozca la vida y obra de nuestros héroes nacionales y emule su desprendimiento y sacrificio para con el destino nacional en lugar de que venere a los falsos ídolos de la cultura capitalista, la mayoría de ellos incapaces de un acto altruista en provecho de la humanidad. Si como país no podemos soberanamente decidir qué hacemos con nuestros recursos, cómo educamos y con qué valores formamos a nuestros hijos, practicar nuestra cultura, es decir si no tenemos la libertad de auto-gobernarnos como nación, entonces no podríamos decir que tenemos patria. Hoy tenemos patria, Gracias a la Revolución Bolivariana, a los grandes sacrificios iniciada por Bolívar y aquella generación libertadora, retomada por Chávez y el liderazgo revolucionario chavista y continuada por Maduro.

Pero eso irrita al imperio norteamericano por dos sencillas razones. La primera, porque implica la pérdida de control sobre los recursos energéticos estratégicos venezolanos que el imperialismo consideraba prácticamente suyos por estar dentro de lo que calificaba como su patrio trasero. Y la segunda, porque les resulta un mal ejemplo que un país, cualquiera, se libere, se auto-gobierne y decida usar sus riquezas para alcanzar la igualdad social a través del socialismo. Ese tipo de ejemplo no lo tolera el imperialismo. Por eso nos sabotean; por eso nos hacen la guerra económica y política, tratando de rendir al pueblo por desgaste y agotamiento.

Tendrían que saber el imperialismo y sus secuaces nacionales que, aunque si hay quienes canjean la patria por un rollo de papel higiénico -¡allá ellos!, los hijos de Bolívar y de Chávez jamás canjearán la patria ni por papel toilette ni por jabón ni por espejitos ni por cualquier otra mercancía de las que el capitalismo nos esconde, sencillamente porque el pueblo venezolano sabe muy bien que la patria ni se canjea ni se vende ¡La Patria se Defiende!

miércoles, 21 de enero de 2015

¿Que puede esperar el pueblo de este gobierno y de esta oposición?


En torno a la actual situación nacional, específicamente a la coyuntura económica, política y social iniciada con la desaparición física de Hugo Chávez, los venezolanos y venezolanas debemos preguntarnos qué podemos esperar de cada una de las dos fuerzas que pujan por hacer que se imponga su visión. Estas visiones son, por un lado, la que apuesta por el socialismo y, por otro, las que pujan por retomar a plenitud la lógica del modelo capitalista.

Los recuerdos del tiempo en que imperó a sus anchas la lógica del capitalismo nos hablan de un porcentaje de población en situación de pobreza por encima del 50 %, de ella cerca del 30 % en pobreza crítica; centenares de miles de estudiantes sin cupo para ingresar a la educación universitaria, rememorados como “población flotante”; exclusión del sistema de seguridad social de la inmensa mayoría de la población adulta mayor, a la que, por cierto, se reprimía fuertemente si en reclamo de sus derechos participaba en manifestaciones; desinversión en educación y salud, entre otras áreas socialmente prioritarias; una tasa de desempleo por encima del 20 %, sin mencionar 60 % de informalidad laboral en cuanto a la población efectivamente empleada, por mencionar algunos indicadores.

Por su parte, desde la llegada al poder político del Comandante Hugo Chávez, todos esas tendencias en los indicadores señalados fueron revertidas significativamente, colocando la pobreza general por debajo de 20 % y la pobreza crítica en torno al 7 %; democratizando el acceso a la educación universitaria; masificando el acceso a la seguridad social a través de la Gran Misión en Amor Mayor con más de tres millones de beneficiarios; elevando la inversión en educación y salud con políticas de Estado como el Programa de Alimentación Escolar, las canaimitas, la Misión Barrio Adentro, entre otras; colocando el desempleo por debajo del 10 % e invirtiendo la relación entre empleo formal y informal, ubicando la informalidad en 40 %.

A esa búsqueda de la igualdad y la justicia social es a lo que se oponen los sectores de la llamada derecha venezolana, aliada a los intereses del capitalismo internacional con sede principal en los EEUU. ¿Y cómo se oponen? Como lo han hecho desde 1999: promoviendo el odio, el asesinato y el boicot, mandando a esconder los productos de la cesta básica, elaborados en las industrias de propiedad privada o importados por empresas cuyos dueños forman parte precisamente de los sectores sociales que se oponen a la igualdad y a la justicia social. Es decir, que estos dieciséis años hemos visto a un gobierno inventando fórmulas para alcanzar la plena igualdad y justicia social, y a una oposición reinventando a la venezolana, todas las formas de eternizar la desigualdad, desde la violencia criminal como la que se ejerció en 3013 y 2014 hasta la guerra económica para exasperar al pueblo, buscando que le retire su apoyo al gobierno.

El objetivo de la oposición es desgastar al gobierno y cansar al pueblo para, ya sea por la vía violenta o a través de elecciones, imponer un gobierno de derecha que revierta las políticas sociales tendientes a la justicia social, devolviéndonos a la época en que la lógica del capital imperó sin restricciones en el país. De manera que no podemos esperar nada de esa oposición, ni rectificación en cuanto a su direccionamiento de la guerra económica ni la esperanza de que un gobierno de derecha nos conducirá a una mejor situación. Por otra parte, no es menos cierto que el Gobierno, hasta ahora, no ha tenido la capacidad de contrarrestar efectivamente la estrategia de desgaste y agotamiento aplicada implacablemente por la derecha y la burguesía, quedando el pueblo insuficientemente protegido en medio de ese fuego cruzado, aun cuando es evidente todo el esfuerzo puesto en ello, demostrando que mientras la burguesía agrede al pueblo, el Gobierno dicta medidas para su protección.

En todo caso, lo que debe estar perfectamente claro es que sólo del socialismo, del gobierno bolivariano, puede el pueblo venezolano esperar las soluciones, tanto respecto a la coyuntura actual que nos aqueja en forma de guerra económica, como de los aspectos estructurales que durante siglos han causado la desigualdad y la injusticia social en Venezuela. No perdamos eso de vista.