A propósito del debate en torno a los
mecanismos a utilizar por el PSUV para la selección de los candidatos y
candidatas a las elecciones municipales previstas para mayo de este año, me
resulta pertinente hacer unas consideraciones sobre las principales tendencias
de opinión que se han venido generando, algunas de las cuales llegan a tener visos
de intentos de chantaje político y emocional contra la Dirección del Partido.
Veamos.
Por una parte, la mayoría de los artículos de militantes socialistas
referidos al tema, recurren al argumento de que justo en este momento en que el
Comandante presidente esta pasando por la situación de salud, por todos
conocida, se hace estrictamente necesaria la realización de elecciones por la
base, directas y secretas, lo cual es igualado con la democracia interna, es
decir, si no se hace la elección bajo esa connotación entonces no hay
democracia.
Este argumento, generalmente viene acompañado
de la crítica al método de la cooptación, el cual es señalado como el método “a
dedo” o “dedocrático”, por donde se cuela una crítica directa al comandante
Chávez, a quien se dice pretender defender, el cual tuvo preferencia por dicho
método para los pasados comicios regionales.
También se acompaña este argumento, enarbolando el libro rojo del PSUV,
en términos de que en dicho documento se establece, ¡cómo no!, la elección directa de candidatos como
una de las formas para su escogencia, pero desconocen a ese mismo Libro Rojo, toda vez que también
consagra la cooptación como método aplicable.
Conclusión: el Libro Rojo sirve, solo si se aplica lo que me conviene de
su contenido.
A mi modo de ver, si bien la elección por la
base es una legítima y genuina expresión de democracia, no es la única. Incluso, los que argumentan que se requiere
elección por la base en lugar de decisiones cupulares, por donde se califica
despectivamente a la Dirección Nacional
del PSUV como expresión cupular del ejercicio de la política, lo que hacen es
ponerse adelante, tal como hace la oposición de derecha, de manera que si no es
como están pidiendo entonces, el PSUV está secuestrado por una cúpula.
Sobre este tema me llamó la atención un artículo
donde se sugiere que la elección se haga sin ventajismos para no crear
fracturas, pero en la argumentación se enfilan las baterías de señalamientos y
descalificaciones contra dirigentes del PSUV, que ya apuntan claramente a la
aparición de fracturas.
Particularmente, el análisis que me propongo
compartir con ustedes, hace referencia condiciones históricas donde el
ejercicio del mecanismo de elección por la base encuentra barreras que lo
hacen, incluso pernicioso para la base militante del chavismo. Me explico.
En nuestras condiciones históricas presentes la democracia electoral
burguesa es la que impera como forma de competencia política, no solo en el
PSUV, sino en el país en general. En ese
contexto, una competencia bajo los parámetros de modelo competitivo burgués
dará como resultado que los ganadores de esa contienda serán aquellos que
cuenten con recursos financieros y logísticos para movilizar un padrón
electoral que está lejos de ser expresión de la realidad del partido.
No olvidemos que en nuestro partido se
inscribió, al lado de nuestra verdadera base militante y simpatizante, una
importante cantidad de personas que no compartiendo los principios e ideología
del partido, esperaban obtener beneficios personales, mucha gente seguidora de
líderes regionales que han saltado la talanquera, como el caso del gato
Briceño, quien no siendo un hombre de izquierda ganó elecciones internas en el
partido a base de la maquinaria económica y logística de la gobernación del
estado Monagas, por mencionar solo un
caso conocido por quien escribe estas líneas.
Todos sabemos que en las elecciones internas de
partidos, (las nuestras y las de la derecha) la participación es muy baja, por lo que quien
tenga como garantizar un mínimo de movilización en medio de una desmovilización
generalizada, se alzará con la victoria en cada municipio, posibilidad que solo
tienen los Alcaldes y Alcaldesas en funciones, no necesariamente porque vayan a
hacer uso doloso de los recursos financieros y operativos de sus respectivas
alcaldías, que de eso también se ha visto, sino porque las mismas
características del Estado burgués en sus conexiones con contratistas,
proveedores, entre otras, genera los mecanismos mediante los cuales los
intereses económicos creados buscan su preservación en el poder para seguir
medrando de la relación con las municipalidades.
¡Ojo! Éstas no son líneas contra las elecciones
por la base, sino contra el empeño de la práctica de la democracia burguesa en
la que las bases han tenido poco que buscar.
En un PSUV ideal, donde el padrón electoral expresara la voluntad real
de construcción socialista, por lo cual cada quien se movilizaría a votar por
los candidatos considerados idóneos, donde no habría prácticamente abstención,
y donde la campaña no sería una andanada de descalificaciones mutuas o
despliegues de propaganda y publicidad, sino un debate en los espacios
concretos de la vida partidista, al que los candidatos vayan juntos, aparezcan
todos en la misma publicidad, cada uno con sus principales propuestas; ahí
sería pertinente una elección universal y directa por la base, y hasta secreta
si nos diera la gana.
Pero el PSUV que tenemos no es el ideal, sino
el real y concreto, expresión de nuestro desarrollo histórico y sociopolítico,
por lo que en una elección como la que se viene proponiendo el resultado sería
que los que tienen maquinarias logísticas, económicas y de activismo (en
algunos casos pagados desde el funcionariato municipal) le pasarían aplanadoras
a los sectores que acompañen otras
propuestas, sin mencionar la división entre quienes saldrán, a mi entender
fraudulentamente victoriosos, y el resto de los sectores, y lo que es peor, la
división entre estos pequeños sectores, que siendo mayoritarios se aglutinan en
torno a muchos modestos liderazgos, los cuales entrarían en competencia entre
ellos y contra lo candidatos “oficiales” ya sea del poder constituido en los
municipios o de expresiones regionales y/o nacionales.
Para no despedir estas líneas sin dejar una
propuesta, el PSUV podría optar por una forma democrática de consulta las
bases, consistente en los siguientes pasos.
- Los aspirantes formalizan su inscripción ante el PSUV.
- Una comisión evaluadora aprueba las candidaturas en función de su correspondencia con la política, la ideología, la ética y las líneas del partido.
- Cada Base de Patrulla designa en asamblea un vocero para mini congresos parroquiales y/o municipales.
- Asambleas de debate donde todos los aspirantes comparecen ante los voceros de las Bases de Patrulla de cada parroquia. Estas deben ser televisadas o transmitidas por radio para que la militancia les haga seguimiento.
- Fijado un día específico para la realización de asambleas de militantes en todas las Bases de Patrulla, orientadas por el vocero seleccionado para la comparecencia de los aspirantes, se discuten las propuestas de cada aspirante, procediendo al levantamiento de un acta con los resultados de las deliberaciones. Las asambleas pudieran escoger una triada con tres opciones en orden de preferencia. El mecanismo puede ser elección secreta o a mano alzada, como lo disponga la asamblea.
- Designación de Comisiones de las Bases de Patrulla para la consignación ante el Partido del resultado de la asamblea, dejando copia del acta correspondiente, lo cual debería hacerse el día siguiente a las asambleas.
- Totalización de las nominaciones en primera, segunda y tercera opción de cada aspirante, así como de la participación de la militancia en las asambleas.
- Publicación regional y municipal de la totalización
- En función de los resultados cuantitativos y cualitativos de la consulta a las bases reales del partido en cada municipio, la Dirección Nacional del PSUV y los equipos políticos regionales designa a los candidatos.
- Anuncio de las candidaturas seleccionadas e inscripción ante el CNE.
De esta forma, se ejercería la democracia
directa, se consultaría a las bases, se preservaría la Dirección Nacional
como instancia decisoria, se garantizaría que quienes participen hayan formado
parte de una discusión de las propuestas de todos los aspirantes en lugar de una
movilización compulsiva empujada por los activistas arrastra votos, y se le daría
viabilidad sociopolítica a las candidaturas que salgan seleccionadas, al menos a la mayoría de ellas.
No caigamos, pues, en la trampa de la democracia
burguesa, ya que la participación protagónica tiene sus propias formas de
expresarse y de ser ejercida dentro del PSUV y, más allá, en la Revolución como un
todo.