lunes, 14 de diciembre de 2015

Una denuncia a ver si rectificamos

El domingo 13 de diciembre compartí con mis contactos de correo electrónico el excelente artículo de opinión de William Serafino intitulado "La distribución de culpas y las soluciones mágicas", el cual está publicado en la página web del PSUV y fue leído por el Camarada Mario Silva en su programa La Hojilla del sábado 12 de este mes.

Como respuesta un apreciado camarada me expresó un conjunto de ideas y críticas dentro de las cuales está contenida una denuncia, que motivó este  artículo. Reproduzco el contenido íntegro de su reflexión, no porque me solidarice con la totalidad de las opiniones sino porque la denuncia expresa razones que se sumaron a las causas de la desmoralización y/o desmovilización de muchos camaradas. Aquí la respuesta que recibí:
 
"Lo comparto en 90 por ciento. Sin embargo, no esta allí referido que los controles que se han puesto a los productos susceptibles a la guerra no están funcionando, por la sencilla razón de que tenemos una FFAA podrida de corrupción y escuálida".

¿Hechos? Estuve 1 mes buscando lavadora. Seguí diariamente las publicaciones que salían en Mercado Libre, entre ellas las de lavadoras Haier que ofrecemos por Mi Casa Bien Equipada. Resulta que durante ese mes, 7 militares ubicados entre Caracas, Maracay y Valencia me ofrecieron esas lavadoras por lo menos 2 veces cada uno, incluso, algunos pidiéndome que les depositara y me conseguían una..."

"No es secreto que el control sobre los alimentos está en manos de la guardia nacional. ¿Qué carrizo hace un GN de altísimo rango llamando a una de mis hermanas para ofrecerle pacas harina de maíz, bultos de pañales, de arroz y de mantequilla para que los venda bachaqueados... Cuántos de esos hdp están haciendo esa práctica, además de la manera más descarada? Su carta de presentación fue: "tengo un negocio para ti"; su cierre: "bueno, yo quería ayudarte, pero tu eres más chavista que Chavez"...

"En los centros electorales de nuestro municipio que pude recorrer durante las elecciones: Rojas Paúl, Nicolás Flores, Grisanti, Las Charas y Tocuyito, estaban los militares en la puerta mandando a votar por 'la manito'".

"Yo quiero una revolución de verdad hermano, esa que practicamos nosotros, no la hipocresía en pasta de muchos quienes hoy en día la encabezan instancias de poder. Algo debe cambiar, y no me refiero al proyecto, está claro que debemos defender el proyecto bolivariano, pero quienes le han hecho daño deben hacerse a un lado. Yo estoy que en cualquier momento les digo sus 4 vainas, no puede uno mantenerse callado entre tanta porquería..."

Hasta aquí la respuesta que recibí.  Una denuncia como esta debería generar interés tanto en la dirigencia política e institucional como en cuerpos de seguridad y de inteligencia cívico-militar; y resulta que hacer el mismo ejercicio que hizo mi contacto, revisando publicaciones en OLX o Mercado Libre en las que se ofrecen incluso artículos vendidos o donados por el gobierno bolivariano, ni siquiera es difícil, pero al parecer no se hace, o por lo menos no se tiene noticias de ello.

Por mi parte este artículo será compartido a través de twitter con autoridades nacionales y regionales vinculadas al tema tratado a ver si llega a algún ojo u oído receptivo, a ver si entre todos tomamos el toro por lo cachos.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Escenarios después del 6D, y lo que se debe hacer antes

Como veo hoy las cosas, por supuesto viéndolas en su devenir, las elecciones del 6 de diciembre nos pueden colocar en cuatro posibles escenarios en relación con la actitud que puedan asumir las fuerzas opositoras, como producto del resultado de las urnas electorales.  Veamos.

Escenario 1: Triunfo de la oposición con mayoría simple a la Asamblea Nacional.  Suponiendo que la oposición asuma que el país y su institucionalidad siguen su marcha, estaríamos en una situación en la que cada beneficio para el pueblo propuesto por el gobierno nacional será rechazado por esa mayoría simple, obligando al pueblo a pelear sus beneficios en la calle, con acciones de movilización y presión popular, sin que ello implique necesariamente que la oposición mayoritaria en la Asamblea ceda ante esas acciones. Este escenario, mas tarde o mas temprano, desembocará en alguna situación de violencia que sin duda servirá de pretexto para la intervención imperialista en nuestro país.  Si, por el contrario, la oposición asume que un hipotético triunfo con mayoría simple legitima el desconocimiento de la constitución y las leyes, aspirando a la salida abrupta del gobierno, el escenario de confrontación se aceleraría, basado en la aspiración opositora de que el imperialismo termine el trabajo y le entregue el gobierno por la vía de la intervención armada.

Escenario 2: Triunfo de la oposición con mayoría calificada.  Este escenario envalentonaría a la oposición, llevándola a pretender interrumpir el periodo constitucional del presidente Maduro que termina en 2019.  Los sectores chavistas, por supuesto, no estaríamos dispuestos a permitir la vulneración de la constitución, y mucho menos cuando ello se materialice en el intento de reversión de los derechos conquistados en 16 años de lucha revolucionaria, por lo que este escenario lleva a la confrontación directa, contando siempre la oposición con el compromiso norteamericano de intervenir a la primera oportunidad que se presente.

Escenario 3. Triunfo revolucionario con mayoría simple en la Asamblea Nacional.  Este posible escenario, en lo inmediato podría generar la pretensión opositora de producir guarimbas y protestas argumentando fraude, pero la revolución cuenta con los recursos y medios políticos para encausar una situación de esa naturaleza.  A mediano plazo, no obstante, podría entorpecer algunas de las medidas gubernamentales, cuando estas requieran la aprobación por mayoría calificada.  En este posible escenario hay que hilar fino para avanzar en las conquistas revolucionarias manteniendo el equilibrio, ya que la intención opositora de generar caos para pedir la intervención gringa se mantendría como la opción más a la mano.

Escenario 4. Triunfo revolucionario con mayoría calificada.  Sólo este escenario podría llevar a la oposición a descartar la vía de cantar fraude, y digo podría puesto que todavía muchos de sus líderes dicen que le hicimos trampa en el referendo revocatorio de 2004, a pesar de la contundencia de la movilización y de la fuerza con que se expresó la voluntad del pueblo en aquella oportunidad.  Este escenario es el que abre de par en par las puertas para tomar las medidas necesarias a fin de derrotar la guerra económica y corregir las fallas de nuestra economía, inducidas en parte por dicha guerra económica y en parte por inconsecuencias de la Dirección de la Revolución en la implantación de las relaciones socialistas de producción y de mecanismos distributivos acordes con la necesidad de trascender el carácter mercantil de los bienes y servicios que producimos y/o importamos.

Se sobre entiende entonces que lo que debemos hacer, lo tenemos que hacer entre hoy y mañana.  Pasa, en lo individual por convertirse cada uno y cada una en activistas de la movilización del voto; cada quien a llamar o escribirle a sus contactos, familiares, vecinos, apelando a la conciencia y a las razones construidas durante años por la revolución.  En lo colectivo pasa por asegurarse de que cada UBCH garantice que los 100 a 120 patrulleros que la integran movilicen su 1x10 y que la mayor cantidad posible de las personas incluidas en esos 1x10 también conformen y movilicen su 1x10; esa es la estrategia del 1x10x10, la cual debe ser aplicada en las instituciones, misiones, grandes misiones, consejos comunales y Comunas.  Es contigo militante y/o simpatizante; Todavía hay tiempo para construir el escenario 4 u otro que se le aproxime lo más posible.  No vaya a ser que pasado mañana nos estemos lamentando de lo que no hicimos entre hoy y mañana.

domingo, 31 de mayo de 2015

Comentario sobre “La Economía Política de la transición al socialismo” de Jesús Faría


La obra La Economía Política de la transición al socialismo, del camarada de Jesús Faría (2da Edición), publicada en noviembre de 2014 por el Fondo Editorial “William Lara” de la Asamblea Nacional, es en términos generales un importante aporte para la elaboración de una teoría de la transición al socialismo en Venezuela, que debe ser publicitado a efectos de que forme parte de los documentos referenciales en la formación política e ideológica de la militancia socialista de cara a la actual etapa que vive la revolución bolivariana después de la desaparición física del comandante Hugo Chávez.

No obstante me parece importante advertir sobre la manera de enfocar ciertos planteos por considerar que de no ser bien explicitados pudieran causar confusiones teóricas que de alguna manera ya han sido resueltas por autores dentro de la tradición marxista. Voy al grano:

En primera instancia resalta que no se aborda con suficiencia el problema teórico que supone plantear una transición al socialismo toda vez que el socialismo en sí mismo es una fase transitoria hacia otro escalón de evolución social como es el comunismo. Incluso al final del libro se plantea que el comunismo es una fase superior del socialismo en contravención de la elaboración teórica original de los creadores del socialismo científico que consagraba al socialismo como fase inferior del comunismo. En todo caso debe quedar claro que se trata del necesario el esclarecimiento de las regularidades que deben imperar en la fase de transición a la transición, es decir en la fase que media el paso del capitalismo al socialismo, como fase a su vez transitoria hacia una sociedad sin divisiones de clase.

Se aprecia también una inversión entre los factores objetivos y los subjetivos a la hora de explicitar las causas de la caída del bloque de países socialistas con Rusia a la cabeza, apuntando a las debilidades en la conciencia de clase de los trabajadores en el socialismo soviético como factor determinante de dicha caída, sin que se desprenda de la lectura de la obra de Faría la captura de la dialéctica entre los factores objetivos, tanto de orden económico como político, y los subjetivos, es decir que la exposición no permite captar los fenómenos sociales en su movimiento dialéctico que concatena las causas con sus efectos y los efectos convirtiéndose a su vez en causas de la agudización de las causas en última instancia.

El autor afirma en la página 30 de su obra, que solo “la clase obrera en alianza estratégica con los sectores progresistas y nacionalistas de la sociedad, puede encabezar la lucha consecuente por la liberación nacional y el desarrollo independiente”. Esto lo hace inmediatamente después de descartar a la burguesía nacional de dicha alianza. Esto supone la unión de una clase con “sectores” a los que se califica de progresistas y nacionalistas, pero sin precisar sin son sectores de clase o si son sectores que trascienden las clases, en cuyo caso se caería nuevamente en idealismo. Creo que en este punto se incurrió en una ligereza discursiva que se sustrae del análisis de clase precedente y por tanto debe ser corregida.

En la página 96 se desliza nuevamente una imprecisión que hace a nuestro autor incurrir en lo que posiblemente sea una error de idealismo, al afirmar que el Estado venezolano “ya no ejerce su dominación sobre el pueblo para enriquecer a una élite burguesa”. No se puede incurrir en el error de creer que tener actores revolucionarios en los puestos de mando del Estado implica haber derrocado definitivamente los intereses de la burguesía de la acción del Estado. Por otra parte durante estos 20 años de revolución han continuado funcionando los mecanismos directos e indirectos para la captación del ingreso nacional por parte de la burguesía nacional e internacional, puesto que aunque en la distribución directa de dicho ingreso el factor trabajo ha recibido el 70 % frente el 30 % del factor capital, a través del consumo ese ingreso termina mayoritariamente en las arcas de la élite burguesa.

En la página 141 de la obra comentada se lee que en las naciones capitalistas desarrolladas se produjo la democratización de la propiedad de la tierra como condición previa para el desarrollo. En realidad lo que se produjo fue el sometimiento del factor tierra a las relaciones capitalistas de producción, primero a través del arrendamiento y posteriormente a través de su adquisición. Este proceso que sirvió para suprimir las trabas de las relaciones sociales feudales al desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo no puede ser confundido con una democratización de la propiedad de la tierra, a no ser que se acote que, en todo caso, se trató de una democratización limitadamente burguesa.

Otro aspecto abordado de manera quizás insuficiente es el de los mecanismos de dirección y gestión. A ese respecto, en las páginas 149 y 155 se plantea la cuestión del destino del personal gerencial y directivo, así como la necesidad de implementar el control obrero como consecuencia de la limitada presencia de cuadros para asumir las riendas del aparato económico. En estos planteos se obvia la caracterización de la típica división capitalista del trabajo que establece una estricta separación entre el trabajo manual y el intelectual, la cual debe ser erradicada de inmediato, permitiendo aprovechar los conocimientos del personal directivo y gerencial al tiempo que se le reeduca para ejercer al mismo tiempo, junto al resto de los trabajadores, el trabajo manual e intelectual, es decir, el trabajo directivo-administrativo y el trabajo operativo. Por otra parte debió definirse mejor el control obrero para diferenciarlo de la gestión obrera toda vez que dichas categorías son, las mas de las veces, tomadas la una por la otra.

Finalmente, llama la atención a lo largo de la obra comentada el recurso a la “obsesión por la ganancia” para explicar el funcionamiento del mercado y el comportamiento empresarial, como si dicha “obsesión” no fuera un reflejo de una determinación objetiva de la lógica del capital, aunque en defensa del autor, al final de la obra explica que de ir contra esa lógica del capital, las empresas orientadas por la competencia de mercado marcharían inexorablemente a la quiebra.

Todas estas observaciones de fondo, sin embargo, no anulan para nada el gran aporte que hace el camarada Jesús Faría a la elaboración de una sólida teoría para orientar la fase transitoria entre el particular capitalismo rentístico venezolano y el socialismo productivo con base comunal que proponemos dentro del objetivo de construir una sociedad de justicia para Venezuela.

martes, 24 de marzo de 2015

Son firmas para proteger a los que firman y a los que no también


Toda revolución social verdadera tiene entre sus objetivos esenciales la liberación, en el mismo acto, tanto del oprimido como del opresor, pues si bien se dirige principalmente a romper las cadenas que atan a la mayoría del pueblo, como efecto agregado también se libera a las clases dominantes de su papel reaccionario ante la historia y ante la humanidad vista como un todo. En ese sentido, toda revolución verdadera es en esencia un acto de amor por la humanidad.

Desde hace diecisiete años en Venezuela estamos haciendo una revolución social en la que ese amor por el ser humano se expresa como efecto directo de la acción dirigida a mejorar las condiciones de vida de las masas del pueblo, históricamente excluidas y maltratadas por el capitalismo que se apoderó de este país en los últimos siglos, independientemente de que parte de esas masas en determinados momentos puedan alinearse con los propósitos reaccionarios de las clases opresoras. Eso sin dejar de tener en cuenta que, como efecto añadido de la política social revolucionaria, la clase capitalista venezolana, dicho sea de paso rentística y parasitaria, se ha visto más que beneficiada mediante la captación de la bonanza económica surgida de la redistribución cada vez más justa del ingreso nacional impulsada por el gobierno socialista.

En Venezuela todo el mundo sabe que no todos los que se alfabetizaron y completaron estudios básicos en la Misión Róbinson I y II son chavistas; que no todo el que cursó o cursa el bachillerato en la Misión Ribas es chavista; que no todo el que se ha graduado o actualmente estudia una carrera universitaria en Misión Sucre es chavista; que no todo el que se atiende en la Misión Barrio Adentro, ya sea en los módulos populares de atención primaria, en los CDI o los SRI, es chavista; que no es necesariamente chavista todo el que compra en mercal, a los que muchas veces los oímos despotricando de la revolución en la cola, pero bien que les cae el subsidio en los productos que compran; que no todos los que reciben su casa de la Gran Misión Vivienda Venezuela son chavistas, y así, por donde nos metamos encontramos la gran obra de la revolución beneficiando tanto a chavistas como a opositores, y no pocas veces hasta opositores pertenecientes a las clases explotadoras de este país.

Pasa lo mismo con las firmas que actualmente se recogen para exigirle a Obama que derogue el decreto con el que pretende justificar las posteriores agresiones políticas, económicas, tecnológicas y militares que se le puedan ocurrir al imperio norteamericano. Porque esas firmas, que recogen la dignidad de la patria de Bolívar, así como la dignidad de los pueblos del mundo, servirán para frenar la pretensión que tiene el imperio de agredirnos, y con ello proteger de la calamidad de la guerra a todos los venezolanos y las venezolanas, tanto a los que hoy se plantan firmes ante el imperio más poderoso, agresivo y cruel de la historia, como a aquellos y aquellas que se cubren con la deshonra de guardar un silencio cómplice ante las pretensiones invasoras del imperio.

A las dignas y dignos venezolanos, que amamos tanto esta patria que somos capaces de anteponer ese amor a cualquier preferencia política, nos toca la misión de evitar que venga sobre nuestro país la guerra imperialista; de impedir con nuestras firmas, y las del mundo entero, que la paz de Venezuela sea profanada por las bombas yanquis o mercenarias, las cuales no harían distinción entre patriotas dignos y traidores, causando estragos por igual entre unos y otros. Pero si la locura imperialista se vuelve a imponer como ocurrió con Irak, Afganistán, Libia, Ucrania y Siria, pues nos tocará derrotarla en las calles, en las sabanas, en las montañas y a todo lo largo de nuestro sagrado suelo patrio. Ahí verán los que hoy se abstienen de firmar contra el decreto de Obama, que el imperialismo existe y que es realmente cruel; ahí se arrepentirían de no haber dicho a tiempo ¡Obama, deroga el Decreto Ya!

domingo, 15 de marzo de 2015

El Imperialismo no es Invencible


Efectivamente, desde el siglo XX la humanidad viene presenciando hazañas de pueblos que contando con dirigencias patriotas y consustanciadas con los anhelos de sus mayorías nacionales, han podido hacer frente de manera victoriosa al imperialismo norteamericano y sus alianzas con otros imperialismos menores, en su perenne afán de controlar las naciones del mundo para explotar sus recursos.
Y aunque desde 1775 hasta nuestros días se le cuentan no menos de ochenta intervenciones entre directas e indirectas en todo el mundo, y eso teniendo en cuenta solo las que quedaron comprobadas debido a la desclasificación de documentos del propio gobierno norteamericano, señalando una amplia experiencia de intervencionismo victorioso, no es menos cierto que también han sufrido derrotas estrepitosas a lo largo de esa historia injerencista.
Destacan entre esas derrotas propinadas al imperialismo norteamericano la del ejercito popular chino a finales de la década de los 50 del siglo pasado, que dio pie al triunfo de la Revolución Socialista China, así como la de Playa Girón en 1961, cuando en menos de 65 horas el pueblo y el gobierno cubano derrotaron una acción dirigida a doblegar a la Revolución Cubana, para arrebatarle el poder político y colocar, como en el pasado, a sus títeres frente al gobierno. Ni hablar de los casi 60 años de lucha victoriosa del pueblo cubano, sabiendo mantener a raya las pretensiones norteamericanas de derrocar el modelo socialista que, bajo el liderazgo de Fidel y Raúl, dicho pueblo supo darse.
Otro ejemplo de pueblo que contó con una dirigencia comprometida con su defensa fue el vietnamita durante las décadas de los 60-70 del siglo XX, logrando derrotar al imperialismo norteamericano que corrió en rescate del también derrotado imperialismo francés. Muy dura prueba, por cierto, que costó la vida a más de cinco millones de personas debido a la crueldad e inmisericordia con que EEUU bombardeó, icluidas armas químicas, a la población de Vietnam, la cual supo resistir bajo el liderazgo de Ho Chi Minh, entre otros.
Vale la pena recordar el caso de Nicaragua, donde la Revolución Sandinista que llegó al poder tras derrocar a la tiranía de los Somoza, aliada de los Estado Unidos, fue asediada durante diez años mediante guerra económica, política y militar, causando que en 1990 los sandinistas perdieran las elecciones presidenciales frente a una coalición que agrupaba a la mayoría de las fuerzas opositoras al FSLN, dirigida por Violeta Barrios de Chamorro y apoyada por EEUU. Digo que vale la pena recordar este caso porque nos muestra que el imperialismo repite las recetas, y aquella aplicada a la Nicaragua de los 80 del siglo pasado y previamente ensayada contra el Chile de Allende, se le pretende aplicar actualmente a Venezuela. Pero también nos enseña que la Derecha política no gobierna para los pueblos, como se evidenció en Nicaragua luego de la derrota de los sandinistas, puesto que los principales logros sociales de la revolución fueron revertidos mediante políticas neoliberales que empobrecieron nuevamente a las mayorías, y el pueblo nicaragüense después de 16 años, esta vez a través del voto, volvió a colocar a Daniel Ortega y al Frente Sandinista de Liberación Nacional en la Presidencia de la República de esa nación, para retomar la ruta de la justicia social por la vía del socialismo.
En conclusión; el imperialismo norteamericano no es invencible. La lucha victoriosa de muchos pueblos lo ha demostrado, sobre todo cuando esos pueblos se levantan unidos y guiados por líderes comprometidos con los intereses de las mayorías nacionales, como fue Chávez y como lo es Maduro, saben decir a los imperialistas ¡No Pasarán!, ¡Venezuela se Respeta!, ¡No Volverán!, y cumplirlo.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Si la oposición amara al país


Imaginemos por un momento que la oposición venezolana amara a la patria y estuviera realmente convencida de que la Constitución de la República contiene el modelo de sociedad al que debe aspirar el pueblo de Venezuela. Imaginemos que se pronunciaran y tomaran medidas para que los propietarios de cadenas de distribución de bienes, insumos y servicios no los escondan para especular económica y políticamente contra la población y el gobierno.

Imaginemos que defendieran la soberanía nacional y le exigieran al Gobierno Norteamericano que no se inmiscuya en nuestros asuntos internos ya que los venezolanos y venezolanas contamos con leyes y mecanismos de acción para arreglárnoslas por nuestra propia cuenta (que de eso trata la soberanía). Imaginemos que ante la especulación cambiaria y su secuela de daños contra nuestra economía, los partidos de oposición salieran a educar a la población para no incurrir en conductas individualistas que afectan al colectivo nacional, formando parte del mecanismo perverso que encarece la vida de nuestro pueblo.

Imaginemos que ante la denuncia de posibles actos de terrorismo e intentos de golpes de Estado, la oposición se preocupara por preservar el hilo constitucional y se sumara a las voces que exigen que los implicados respondan ente la justicia. Imaginemos que la oposición mirara los programas sociales de la revolución con ojo verdaderamente crítico, para señalar sus reales fallas en lugar de cuestionar la existencia misma de los programas destinados a redistribuir justamente nuestra renta nacional y alcanzar la justicia social.

Imaginemos que los sectores de las clases pudientes, que marcan la línea de pensamiento y acción de los partidos de oposición, no odiaran tanto al pueblo, y que liberados de ese odio se preocuparan por el bienestar de toda la colectividad nacional en lugar de preocuparse únicamente de sus ganancias. Aquí vale la pena recordar que en los años de revolución los ricos se han hecho más ricos y la inmensa mayoría de las familias pobres han logrado salir de la pobreza extrema, pero las clases pudientes no pueden aceptar una fórmula de ese tipo. Solo aceptan esquemas donde ellos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

En 16 años de revolución nunca hemos observado nada de lo imaginado en estas reflexiones y ello se debe sencillamente a que la dirigencia opositora venezolana ni cree en la constitución ni se preocupa por el bienestar del pueblo ni quiere la soberanía e independencia nacional ni aman al pueblo, pues si lo hicieran serían chavistas y estarían trabajando por la consolidación del Proyecto Nacional Simón Bolívar. Así que deberíamos dejar de desear tener una oposición patriota y entender que su papel es derrocar la revolución a como dé lugar, por lo que el papel de los revolucionarios debe ser seguir luchando por el socialismo, profundizar las medidas enrumbadas a la justicia social y derrotar tanto en las urnas electorales, como en la economía y en las calles a esa derecha que tanto odia al pueblo.

domingo, 8 de febrero de 2015

Lo que yo sé de Diosdado



Acontecimientos recientes han puesto nuevamente en el ojo del huracán a Diosdado Cabello, uno de los principales dirigentes del chavismo.  En esta oportunidad se trata de una denuncia, realizada por un ex-escolta tanto del fallecido Comandante Chávez como del propio Cabello, que lo vincula a un importante cartel de narcotráfico, la cual fue lanzada desde medios de comunicación con orientación de derecha en España, y repetida en EEUU y Venezuela por medios de comunicación inscritos dentro de la oposición al gobierno venezolano.

Esto lo pone a uno a pensar en el papel que ha venido jugando Diosdado Cabello dentro de la revolución desde sus inicios, pero sobre todo después de la desaparición física del presidente Chávez.  Y ¿qué es lo que realmente se sabe de Diosdado?  Por ejemplo, se sabe que fue uno de los militares comprometidos en las acciones del 4 de febrero de 1992, siendo el que mayor número de integrantes de su propia promoción logró reclutar para la causa bolivariana de dicha fecha.  Se sabe que desde los tiempos de la organización del movimiento bolivariano dentro de las Fuerzas Armadas se mantuvo como uno de los más leales colaboradores del Comandante Chávez, incluso hasta después de su fallecimiento.

Se sabe también que es una especie de soldado espartano, con una disciplina infranqueable en lo que se refiere a manejo de información, compartimentación, así como en su conducta política y sus costumbres cotidianas.  Se sabe que ante invitaciones de la Derecha venezolana para negociar al viejo estilo de la IV República, su respuesta invariable es que solo cuando la derecha asuma los intereses patriotas de las mayorías nacionales, él podría negociar con ellos.

Se sabe que Diosdado ha cumplido varias funciones de gobierno, como Ministro, Vicepresidente, Presidente encargado por unas horas después de derrotado el Golpe de abril de 2002, como Gobernador y como Diputado de la Asamblea Nacional de la que actualmente es Presidente, con mayores y menores niveles de logros pero todas en apego a la causa bolivariana. Y yo intuyo que, colocado ante un transe histórico como el de Chávez, el de Allende, el del Che o como el de tantos mártires patriotas, tributaría gustosamente su vida por lealtad al pueblo.

Se hace evidente que el imperio norteamericano precisó tempranamente el papel que podría desempeñar Cabello ante la eventual ausencia de Chávez y por ello, desde entonces, se dedicó a su asesinato moral, inventándole propiedades (casi que lo hicieron dueño de media Venezuela) y expedientes de diversas calañas, como esta patraña de ahora, apoyándose en las vocerías de la derecha anti patria y sus medios desinformativos.  Para su despecho, aquí está Diosdado, como hijo de Chávez y al lado de Nicolás, firme el timón rumbo al socialismo y con la confianza de un pueblo que ha decidido ser libre e independiente.

lunes, 2 de febrero de 2015

A los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana


En respuesta a la posición abiertamente política de los señores obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana, quienes emitieron el 12 de enero de este año una “Exhortación Pastoral” publicada por el Diario de Sucre en su edición del domingo 01 de febrero de 2015, expreso lo siguiente:

1. Si “Dios y la patria juzgarán y castigarán a quienes cometan injusticia” como dicen ustedes, espero que sea pronto para que no se vaya a otro plano Diego Padrón y toda la caterva de la jerarquía católica en Venezuela sin recibir el castigo que merecen por las injusticias cometidas, no solo por acción con el apoyo que le han brindado desde el 2002, y antes, a la oligarquía en su guerra contra el pueblo sino también por la omisión y el silencio cómplice contra los atropellos que comete el capitalismo y el imperialismo contra tantos pueblos del mundo. ¡Obispos hipócritas!

2. Nadie les cree que quieran ustedes contribuir a resolver la crisis que enfrentamos. Por el contrario sabemos que su misión política es contribuir a agudizarla, tomando partido a favor de la oligarquía y de la derecha. De lo contrario exigirán a los comerciantes que cumplan con la ley, que no escondan los productos de la cesta básica y que no especulen, ya que todas esas conductas son pecados e injusticias contra el pueblo. ¡Obispos hipócritas!

3. Cuando condenan la violencia se acoplan con la versión de la oposición fascista, y nunca mencionan que las 43 muertes producidas por las acciones vandálicas de 2014 fueron provocados por los supuestos manifestantes pacíficos que tanto defiende la jerarquía católica. No hablan de las personas degolladas con alambre, entre otras formas criminales de “ejercer el derecho a la protesta pacífica”. ¡Obispos hipócritas!

4. Tendenciosamente lamentan que el diálogo convocado por el gobierno “no pasó de los primeros encuentros”, pero no dicen que fue la oposición la que pateó la mesa de dialogo. ¡Obispos hipócritas!

5. Señalan los problemas relacionados con el abastecimiento pero no tocan ni con el pétalo de una rosa a los comerciantes, especuladores financieros y los politiqueros de derecha involucrados en esas conductas contra la nación. En esa visión, si alguien esconde productos de la cesta básica el culpable es el gobierno por la ineficacia de los controles y si luego es apresado, entonces para los Obispos hipócritas de la CEV, se convierten en mansos corderos cuyos derechos humanos son violados. ¡Obispos hipócritas!

6. Llaman ustedes a nuestro proyecto de sociedad “totalitario y centralista”, tomando claramente una posición política e ideológica a favor del capitalismo en su versión neoliberal, sin verse el rabo ya que no hay organización mas autoritaria, totalitaria y centralista que la iglesia católica, a lo largo de su historia y en la actualidad. O díganme ustedes que parroquia elige democráticamente a su cura. Díganme donde están las actas de las elecciones donde todos los católicos de Venezuela eligieron al hipócrita Padrón como presidente de la Conferencia Episcopal. Díganme cuándo se han realizado elecciones mundiales para que los católicos a lo largo y ancho del planeta elijan democráticamente al Papa. O díganme si alguna vez alguien ha visto o sabido de un cura que ofrezca el derecho de palabra en una misa, para que alguien exprese opinión alguna respecto a los conceptos que emitió el cura en el sermón. ¡Obispos hipócritas!

7. Sugieren que el camino es el dialogo, pero eso sí, “un dialogo sincero que prevea cambios y acuerdos en bien de todos” por lo cual entienden ustedes solamente que el gobierno ceda ante las exigencias de la burguesía y el imperialismo, desmontando los logros de 16 años a favor del pueblo, dejando sin castigo a los conspiradores y saboteadores, y entregando el poder a los partidos de derecha aliados de la conferencia episcopal desde tiempos de la IV república . ¡Obispos hipócritas!

8. Hablan de un ineficaz sistema económico impuesto por el gobierno, como si el capitalismo no le fue impuesto al mundo a sangre y fuego, olvidando también que el capitalismo rentista que sus amigos de la derecha le impusieron al país fue el que abandonó nuestra antigua cultura de la productividad y que es ese modelo precisamente el que hace aguas, siendo que por el contrario, es gracias a la participación del estado en la economía que la oligarquía no ha podido derrotar a la revolución en ese intento contumaz de derrocarnos a como dé lugar, así sea perjudicando el abastecimiento del pueblo. ¡Obispos hipócritas!

Afortunadamente el pueblo ya les va castigando, abandonando cada día más las misas y demás prácticas de la burocratizada religión católica, para asumir otras doctrinas, realmente más consecuentes con el ejemplo del Camarada Jesús de Nazareth, el primer socialista de nuestra era. !Obispos hipócritas¡

martes, 27 de enero de 2015

Aviso: Se canjea la patria por un papel higiénico


¿Qué significa concretamente para los venezolanos y venezolanas “tener patria”? Esta pregunta resulta vital a la hora de desentrañar lo que hay de fondo en la seudo dicotomía que se ha popularizado en los tiempos recientes entre tener PATRIA y tener papel higiénico o cualquier otro producto de la cesta básica. Y digo que es vital porque francamente pienso que cualquier ciudadano o ciudadana que comprenda, si quiera someramente, el significado de tener patria jamás se plantearía la posibilidad de canjear ese valor fundamental por ningún artículo mercantil, por útil que este resulte, sin entrar en consideraciones sobre lo que son productos estrictamente necesarios y lo que son necesidades creadas artificialmente.

Veamos. Para nosotros tener patria significa, entre otras cosas, que nuestro gobierno pueda hacer uso de los ingresos petroleros para impulsar el desarrollo nacional en lugar de que los mismos sean apropiados por el capital internacional como ocurría antes, dejando a nuestro país apenas migajas de la renta petrolera. Para nosotros tener patria es que con ese ingreso petrolero, soberanamente se financian los programas sociales dirigidos a alcanzar la igualdad social, como las Misiones y Grandes Misiones. Para nosotros tener patria significa educar a nuestros hijos e hijas para que sientan orgullo por nuestro patrimonio cultural en lugar de sentir vergüenza por él e inclinarse exclusivamente hacia la práctica de patrones culturales foráneos. No olvidemos que en los tiempos de la cuarta República hasta los programas académicos los querían definir desde los EEUU.

Para nosotros tener patria es que nuestros niños y niñas se sientan orgullosos de portar nuestras manifestaciones culturales sin dejar de valorar los aportes de las otras culturas de este planeta, eso sí, siempre manteniendo nuestra identidad. Para nosotros tener patria significa que nuestro pueblo conozca la vida y obra de nuestros héroes nacionales y emule su desprendimiento y sacrificio para con el destino nacional en lugar de que venere a los falsos ídolos de la cultura capitalista, la mayoría de ellos incapaces de un acto altruista en provecho de la humanidad. Si como país no podemos soberanamente decidir qué hacemos con nuestros recursos, cómo educamos y con qué valores formamos a nuestros hijos, practicar nuestra cultura, es decir si no tenemos la libertad de auto-gobernarnos como nación, entonces no podríamos decir que tenemos patria. Hoy tenemos patria, Gracias a la Revolución Bolivariana, a los grandes sacrificios iniciada por Bolívar y aquella generación libertadora, retomada por Chávez y el liderazgo revolucionario chavista y continuada por Maduro.

Pero eso irrita al imperio norteamericano por dos sencillas razones. La primera, porque implica la pérdida de control sobre los recursos energéticos estratégicos venezolanos que el imperialismo consideraba prácticamente suyos por estar dentro de lo que calificaba como su patrio trasero. Y la segunda, porque les resulta un mal ejemplo que un país, cualquiera, se libere, se auto-gobierne y decida usar sus riquezas para alcanzar la igualdad social a través del socialismo. Ese tipo de ejemplo no lo tolera el imperialismo. Por eso nos sabotean; por eso nos hacen la guerra económica y política, tratando de rendir al pueblo por desgaste y agotamiento.

Tendrían que saber el imperialismo y sus secuaces nacionales que, aunque si hay quienes canjean la patria por un rollo de papel higiénico -¡allá ellos!, los hijos de Bolívar y de Chávez jamás canjearán la patria ni por papel toilette ni por jabón ni por espejitos ni por cualquier otra mercancía de las que el capitalismo nos esconde, sencillamente porque el pueblo venezolano sabe muy bien que la patria ni se canjea ni se vende ¡La Patria se Defiende!

miércoles, 21 de enero de 2015

¿Que puede esperar el pueblo de este gobierno y de esta oposición?


En torno a la actual situación nacional, específicamente a la coyuntura económica, política y social iniciada con la desaparición física de Hugo Chávez, los venezolanos y venezolanas debemos preguntarnos qué podemos esperar de cada una de las dos fuerzas que pujan por hacer que se imponga su visión. Estas visiones son, por un lado, la que apuesta por el socialismo y, por otro, las que pujan por retomar a plenitud la lógica del modelo capitalista.

Los recuerdos del tiempo en que imperó a sus anchas la lógica del capitalismo nos hablan de un porcentaje de población en situación de pobreza por encima del 50 %, de ella cerca del 30 % en pobreza crítica; centenares de miles de estudiantes sin cupo para ingresar a la educación universitaria, rememorados como “población flotante”; exclusión del sistema de seguridad social de la inmensa mayoría de la población adulta mayor, a la que, por cierto, se reprimía fuertemente si en reclamo de sus derechos participaba en manifestaciones; desinversión en educación y salud, entre otras áreas socialmente prioritarias; una tasa de desempleo por encima del 20 %, sin mencionar 60 % de informalidad laboral en cuanto a la población efectivamente empleada, por mencionar algunos indicadores.

Por su parte, desde la llegada al poder político del Comandante Hugo Chávez, todos esas tendencias en los indicadores señalados fueron revertidas significativamente, colocando la pobreza general por debajo de 20 % y la pobreza crítica en torno al 7 %; democratizando el acceso a la educación universitaria; masificando el acceso a la seguridad social a través de la Gran Misión en Amor Mayor con más de tres millones de beneficiarios; elevando la inversión en educación y salud con políticas de Estado como el Programa de Alimentación Escolar, las canaimitas, la Misión Barrio Adentro, entre otras; colocando el desempleo por debajo del 10 % e invirtiendo la relación entre empleo formal y informal, ubicando la informalidad en 40 %.

A esa búsqueda de la igualdad y la justicia social es a lo que se oponen los sectores de la llamada derecha venezolana, aliada a los intereses del capitalismo internacional con sede principal en los EEUU. ¿Y cómo se oponen? Como lo han hecho desde 1999: promoviendo el odio, el asesinato y el boicot, mandando a esconder los productos de la cesta básica, elaborados en las industrias de propiedad privada o importados por empresas cuyos dueños forman parte precisamente de los sectores sociales que se oponen a la igualdad y a la justicia social. Es decir, que estos dieciséis años hemos visto a un gobierno inventando fórmulas para alcanzar la plena igualdad y justicia social, y a una oposición reinventando a la venezolana, todas las formas de eternizar la desigualdad, desde la violencia criminal como la que se ejerció en 3013 y 2014 hasta la guerra económica para exasperar al pueblo, buscando que le retire su apoyo al gobierno.

El objetivo de la oposición es desgastar al gobierno y cansar al pueblo para, ya sea por la vía violenta o a través de elecciones, imponer un gobierno de derecha que revierta las políticas sociales tendientes a la justicia social, devolviéndonos a la época en que la lógica del capital imperó sin restricciones en el país. De manera que no podemos esperar nada de esa oposición, ni rectificación en cuanto a su direccionamiento de la guerra económica ni la esperanza de que un gobierno de derecha nos conducirá a una mejor situación. Por otra parte, no es menos cierto que el Gobierno, hasta ahora, no ha tenido la capacidad de contrarrestar efectivamente la estrategia de desgaste y agotamiento aplicada implacablemente por la derecha y la burguesía, quedando el pueblo insuficientemente protegido en medio de ese fuego cruzado, aun cuando es evidente todo el esfuerzo puesto en ello, demostrando que mientras la burguesía agrede al pueblo, el Gobierno dicta medidas para su protección.

En todo caso, lo que debe estar perfectamente claro es que sólo del socialismo, del gobierno bolivariano, puede el pueblo venezolano esperar las soluciones, tanto respecto a la coyuntura actual que nos aqueja en forma de guerra económica, como de los aspectos estructurales que durante siglos han causado la desigualdad y la injusticia social en Venezuela. No perdamos eso de vista.