Recientemente
algunos camaradas preocupados, con razón, por lo que se percibe como
un real escalamiento del conflicto principalmente con los EEUU, lo
que implica la posibilidad latente de llegar al plano bélico, han
sugerido que el presidente Maduro, debería negociar para evitar la
guerra. Incluso un prominente comunicador social como Miguel Ángel
Pérez Pirela expresó que “es mejor una salida deshonrosa que una
guerra honrosa”. También en el campo de la oposición hay muchos
y muchas que sinceramente creen que el Presidente Nicolás debe
negociar.
Esta
idea llama la atención, ya que durante todo el tiempo que lleva la
revolución bolivariana al frente del gobierno ha sido un ejercicio
de llamado al diálogo político y muy especialmente el Presidente
Maduro ha sido un terco promotor del diálogo, de la negociación
política y de la búsqueda de acuerdos que faciliten la solución
pacífica de los conflictos por medio de desenlaces electorales, como
corresponde en una verdadera democracia; entonces, al parecer la
guerra sicológica que nos hacen a diario está teniendo un
considerable resultado en imponer la matriz de que es Maduro el que
se niega a negociar, que lo que ocurre se debe a esa supuesta
negativa al diálogo, cuando por el contrario es el Gobierno de los
EEUU el que se niega a toda posibilidad de diálogo, puesto que no le
interesa, no le conviene ninguna negociación que no signifique una
rendición absoluta por parte no solo de nuestro Presidente sino de
todas y todos los bolivarianos y bolivarianas.
¿Qué
podría negociar Maduro?, si los gringos no quieren negociar otra
cosa que no sea una rendición absoluta, es decir, una entrega. ¿Qué
garantías hay de que cumplirían las condiciones que nosotros
pongamos ahora, cuando luego no tengamos instrumentos de poder para
exigir que las cumplan? Ninguna; mas bien vendrían a exterminarnos,
tal como lo afirman halcones de la casa Blanca al declarar que
acabarán con el comunismo de raíz, tratando de que el costo en
vidas civiles no sea muy elevado, lo que a juzgar por lo que hicieron
en Irak, Libia y hacen hoy en Siria, entre otros muchos ejemplos que
pudieran citarse, implica para ellos millones de muertos que en su
balance solo serán el daño colateral; de hecho pueden llegar al
extremo, y lo han hecho, de exterminar a un pueblo bajo la excusa de
liberarlo.
Por
otro lado, ¿en qué condiciones podríamos defendernos si mantenemos
en nuestras manos los instrumentos de poder que tenemos, y en qué
condiciones lo haríamos si con la negociación entregamos al enemigo
fascista dichos instrumentos? Francamente creo que la opción de
negociar no esta a la orden de parte de los gringos.
A
estas reflexiones una amiga me respondió: “Entonces la guerra es
inminente”. Lo que atiné a decirle fue que así parece, incluso en
el supuesto negado de que Maduro se rindiera, pues ellos hablan de
arrancar de raíz el comunismo, tratando de que el costo en bajas
civiles no sea tan elevado. Es decir que vendrían a exterminarnos
(si aun estando en el gobierno se atrevieron hasta a quemar gente
viva cómo sería si llegan al poder), lo que no nos dejaría mas
opción que defendernos. La diferencia es que después de entregarnos
no tendríamos mucho con qué defendernos, mientras que si
conservamos el poder político al menos tendremos con que hacer una
resistencia digna; es decir que cualquier “salida deshonrosa sería
la muerta de la patria y de millones de patriotas. Para la patria
toda posibilidad de éxito a mediano y largo plazo pasa por conservar
el control del Estado.
Yo
no imagino, no tengo idea cierta de lo terrible que pueda ser una
guerra. No la deseo y creo que lo mejor sería poder negociar una
salida pacífica al conflicto. Pero para eso se necesitan dos partes
dispuestas a dialogar, ceder cosas y ganar otras, mas estoy
convencido de que los gringos no están dispuestos a nada que no sea
la rendición total y absoluta, a sabiendas de que no respetarían
luego ni la vida nuestra (ahí esta Colombia como ejemplo de acuerdos
incumplidos por la copula EEUU-oligarquía criolla).
Lamentablemente
durante los últimos años ha quedado demostrado que el único
lenguaje que los gringos entienden es el de la guerra; China, Rusia,
Irán y Korea del Norte son ejemplos de cómo hay que hablarle a los
gringos, mientras que Siria, Irak y Libia son ejemplos de lo que pasa
cuando no tienes cómo hablar ese lenguaje. Por supuesto que nosotros
no tenemos cómo hablar ese lenguaje y ojalá ningún país del mundo
tuviera la necesidad de hablarlo; solo que mientras haya potencias
tan hostiles y codiciosas como los EEUU, tal necesidad existirá.
A
riesgo de ser tildado de extremista, para mí una forma de evitar la
agresión es colocar los sistemas de misiles rusos y chinos apuntando
a las principales ciudades de Panamá, Colombia, Guyana, Brasil,
Argentina y Perú, dejando claro que en lo que caiga la primera bala
gringa en Venezuela inicia la tercera Guerra Mundial, para que sean
los propios siervos del grupo de Lima quienes le pidan a los gringos
frenar la locura y sentarse a negociar. Alguien podrá decirme que
esa situación no se ve factible y tendría razón, no sugiero que lo
sea, solo que es una de las pocas opciones que veo como posibilidad
de evitar la agresión militar directa. Pero como señalé antes,
ese no es un lenguaje que podamos hablar, al menos no sin ayuda de
otros países.
También
alguien me debatió con el siguiente argumento: “En unas elecciones
donde pudiéramos participar , algún poder nos quedaría, de la otra
manera nos van a exterminar”, a lo que respondo que, en unas
elecciones pueden ocurrir dos cosas: 1) Las ganamos y no las
reconocen tal como siempre han actuado, logrando solo retrasar la
agresión; 2) Las perdemos en medio de la cruda situación económica,
social, sicológica que han propiciado los enemigos de la patria y
con toda seguridad luego viene el exterminio (si nos estaban matando
y quemando vivos aun estando en el gobierno, ¡como sera fuera del
gobierno!). Y si perdiéramos una eventual elección presidencial en
medio de las condiciones de “negociación” impuestas bajo la
amenaza de la agresión, olvidémonos de los 19 gobernadores y los
305 alcaldes; Los destituirían de ipso facto.
Al
respecto, las palabras del Che se vuelven mas patentes: “en una
revolución, si es verdadera, se triunfa o se muere”. El hecho de
que los gringos no quieran negociar a pesar de que el gobierno ha
manifestado voluntad de ceder incuso en aspectos medulares, da cierto
indicio al respecto. En Siria, Al Asad no se entregó y con el poder
del Estado guía una resistencia. Rusia ha apoyado (no suficiente,
creo yo) porque el Estado legitimo sirio se lo pidió; nosotros
entregándonos no recibiríamos ese apoyo porque no habría Estado
soberano que lo pida.
Creo
entender la buena intención de quienes consideran que Nicolás debe
negociar y comparto que sería lo mejor si hubiera condiciones para
esperar el resultado deseado. Pero resulta evidente que la
contraparte no se mueve dentro del espectro ético en el que nos
movemos nosotros. Es decir, si yo creyera que entregado Nicolás,
vendría un gobierno de derecha en el que nosotros tendríamos
espacio, no digo para la política y para trabajar, sino si quiera
para vivir, quizás apostaría por entregar, por ahora, y seguir la
lucha desde la oposición como hicieron los sandinistas. Pero
precisamente el retorno al poder de los Sandinistas convenció a los
gringos que lo único efectivo es “cortar el comunismo de raíz”
como en chile. Entonces, si me van a matar, prefiero que sea en
lucha de resistencia digna y no humillado, linchado o quemado vivo,
sin posibilidad de defensa.
Por
ahora, hay que evitar caer en provocaciones y seriamente eliminar de
la ecuación de malestar nacional todas las causas que no provienen
de la agresión gringa, sino de nuestros errores, inconsistencias,
degeneraciones (“capitalismo con rostro socialista”, corrupción,
burocratismo, minimalismo e indolencia), con miras a asegurar y
profundizar la moral combativa del pueblo y la voluntad de
resistencia, es decir preservar en el ideario del pueblo las sagradas
razones para defender las conquistas alcanzadas hasta ahora, que por
voluntad del imperialismo se pretende arrebatarnos.