viernes, 8 de febrero de 2019

¿Qué Puede Negociar Nicolás?


Recientemente algunos camaradas preocupados, con razón, por lo que se percibe como un real escalamiento del conflicto principalmente con los EEUU, lo que implica la posibilidad latente de llegar al plano bélico, han sugerido que el presidente Maduro, debería negociar para evitar la guerra. Incluso un prominente comunicador social como Miguel Ángel Pérez Pirela expresó que “es mejor una salida deshonrosa que una guerra honrosa”. También en el campo de la oposición hay muchos y muchas que sinceramente creen que el Presidente Nicolás debe negociar.

Esta idea llama la atención, ya que durante todo el tiempo que lleva la revolución bolivariana al frente del gobierno ha sido un ejercicio de llamado al diálogo político y muy especialmente el Presidente Maduro ha sido un terco promotor del diálogo, de la negociación política y de la búsqueda de acuerdos que faciliten la solución pacífica de los conflictos por medio de desenlaces electorales, como corresponde en una verdadera democracia; entonces, al parecer la guerra sicológica que nos hacen a diario está teniendo un considerable resultado en imponer la matriz de que es Maduro el que se niega a negociar, que lo que ocurre se debe a esa supuesta negativa al diálogo, cuando por el contrario es el Gobierno de los EEUU el que se niega a toda posibilidad de diálogo, puesto que no le interesa, no le conviene ninguna negociación que no signifique una rendición absoluta por parte no solo de nuestro Presidente sino de todas y todos los bolivarianos y bolivarianas.

¿Qué podría negociar Maduro?, si los gringos no quieren negociar otra cosa que no sea una rendición absoluta, es decir, una entrega. ¿Qué garantías hay de que cumplirían las condiciones que nosotros pongamos ahora, cuando luego no tengamos instrumentos de poder para exigir que las cumplan? Ninguna; mas bien vendrían a exterminarnos, tal como lo afirman halcones de la casa Blanca al declarar que acabarán con el comunismo de raíz, tratando de que el costo en vidas civiles no sea muy elevado, lo que a juzgar por lo que hicieron en Irak, Libia y hacen hoy en Siria, entre otros muchos ejemplos que pudieran citarse, implica para ellos millones de muertos que en su balance solo serán el daño colateral; de hecho pueden llegar al extremo, y lo han hecho, de exterminar a un pueblo bajo la excusa de liberarlo.

Por otro lado, ¿en qué condiciones podríamos defendernos si mantenemos en nuestras manos los instrumentos de poder que tenemos, y en qué condiciones lo haríamos si con la negociación entregamos al enemigo fascista dichos instrumentos? Francamente creo que la opción de negociar no esta a la orden de parte de los gringos.

A estas reflexiones una amiga me respondió: “Entonces la guerra es inminente”. Lo que atiné a decirle fue que así parece, incluso en el supuesto negado de que Maduro se rindiera, pues ellos hablan de arrancar de raíz el comunismo, tratando de que el costo en bajas civiles no sea tan elevado. Es decir que vendrían a exterminarnos (si aun estando en el gobierno se atrevieron hasta a quemar gente viva cómo sería si llegan al poder), lo que no nos dejaría mas opción que defendernos. La diferencia es que después de entregarnos no tendríamos mucho con qué defendernos, mientras que si conservamos el poder político al menos tendremos con que hacer una resistencia digna; es decir que cualquier “salida deshonrosa sería la muerta de la patria y de millones de patriotas. Para la patria toda posibilidad de éxito a mediano y largo plazo pasa por conservar el control del Estado.

Yo no imagino, no tengo idea cierta de lo terrible que pueda ser una guerra. No la deseo y creo que lo mejor sería poder negociar una salida pacífica al conflicto. Pero para eso se necesitan dos partes dispuestas a dialogar, ceder cosas y ganar otras, mas estoy convencido de que los gringos no están dispuestos a nada que no sea la rendición total y absoluta, a sabiendas de que no respetarían luego ni la vida nuestra (ahí esta Colombia como ejemplo de acuerdos incumplidos por la copula EEUU-oligarquía criolla).

Lamentablemente durante los últimos años ha quedado demostrado que el único lenguaje que los gringos entienden es el de la guerra; China, Rusia, Irán y Korea del Norte son ejemplos de cómo hay que hablarle a los gringos, mientras que Siria, Irak y Libia son ejemplos de lo que pasa cuando no tienes cómo hablar ese lenguaje. Por supuesto que nosotros no tenemos cómo hablar ese lenguaje y ojalá ningún país del mundo tuviera la necesidad de hablarlo; solo que mientras haya potencias tan hostiles y codiciosas como los EEUU, tal necesidad existirá.

A riesgo de ser tildado de extremista, para mí una forma de evitar la agresión es colocar los sistemas de misiles rusos y chinos apuntando a las principales ciudades de Panamá, Colombia, Guyana, Brasil, Argentina y Perú, dejando claro que en lo que caiga la primera bala gringa en Venezuela inicia la tercera Guerra Mundial, para que sean los propios siervos del grupo de Lima quienes le pidan a los gringos frenar la locura y sentarse a negociar. Alguien podrá decirme que esa situación no se ve factible y tendría razón, no sugiero que lo sea, solo que es una de las pocas opciones que veo como posibilidad de evitar la agresión militar directa. Pero como señalé antes, ese no es un lenguaje que podamos hablar, al menos no sin ayuda de otros países.

También alguien me debatió con el siguiente argumento: “En unas elecciones donde pudiéramos participar , algún poder nos quedaría, de la otra manera nos van a exterminar”, a lo que respondo que, en unas elecciones pueden ocurrir dos cosas: 1) Las ganamos y no las reconocen tal como siempre han actuado, logrando solo retrasar la agresión; 2) Las perdemos en medio de la cruda situación económica, social, sicológica que han propiciado los enemigos de la patria y con toda seguridad luego viene el exterminio (si nos estaban matando y quemando vivos aun estando en el gobierno, ¡como sera fuera del gobierno!). Y si perdiéramos una eventual elección presidencial en medio de las condiciones de “negociación” impuestas bajo la amenaza de la agresión, olvidémonos de los 19 gobernadores y los 305 alcaldes; Los destituirían de ipso facto.
Al respecto, las palabras del Che se vuelven mas patentes: “en una revolución, si es verdadera, se triunfa o se muere”. El hecho de que los gringos no quieran negociar a pesar de que el gobierno ha manifestado voluntad de ceder incuso en aspectos medulares, da cierto indicio al respecto. En Siria, Al Asad no se entregó y con el poder del Estado guía una resistencia. Rusia ha apoyado (no suficiente, creo yo) porque el Estado legitimo sirio se lo pidió; nosotros entregándonos no recibiríamos ese apoyo porque no habría Estado soberano que lo pida.

Creo entender la buena intención de quienes consideran que Nicolás debe negociar y comparto que sería lo mejor si hubiera condiciones para esperar el resultado deseado. Pero resulta evidente que la contraparte no se mueve dentro del espectro ético en el que nos movemos nosotros. Es decir, si yo creyera que entregado Nicolás, vendría un gobierno de derecha en el que nosotros tendríamos espacio, no digo para la política y para trabajar, sino si quiera para vivir, quizás apostaría por entregar, por ahora, y seguir la lucha desde la oposición como hicieron los sandinistas. Pero precisamente el retorno al poder de los Sandinistas convenció a los gringos que lo único efectivo es “cortar el comunismo de raíz” como en chile. Entonces, si me van a matar, prefiero que sea en lucha de resistencia digna y no humillado, linchado o quemado vivo, sin posibilidad de defensa.

Por ahora, hay que evitar caer en provocaciones y seriamente eliminar de la ecuación de malestar nacional todas las causas que no provienen de la agresión gringa, sino de nuestros errores, inconsistencias, degeneraciones (“capitalismo con rostro socialista”, corrupción, burocratismo, minimalismo e indolencia), con miras a asegurar y profundizar la moral combativa del pueblo y la voluntad de resistencia, es decir preservar en el ideario del pueblo las sagradas razones para defender las conquistas alcanzadas hasta ahora, que por voluntad del imperialismo se pretende arrebatarnos.